Al montar una startup no hay tiempo que perder: puedes planificar una estrategia a largo plazo, pero, por lo general, el modelo de funcionamiento de las empresas puramente tecnológicas suele ser más rápido que el de otros sectores.

Si estás metido en el sector, te interesa conocer la metodología lean startup, un término acuñado por Eric Ries basándose en la estrategia que hace varios años llevó a cabo Toyota para aligerar sus procesos productivos y ser más eficiente en la búsqueda de resultados empresariales.

La filosofía lean startup se puede explicar, muy grosso modo, en tres conceptos clave:

  • Agilidad. Tu empresa tiene que moverse rápido, muy rápido. Si estás aquí es para ser consciente de que no puedes pensar en tu escenario dentro de cinco años, sino dentro de cinco meses. Cualquier cambio ha de ser ejecutado de manera ligera, y la estructura de tu empresa debe estar preparada para ello.
  • Barato. No cuentas con todos los recursos del mundo, precisamente, así que te conviene hacer experimentos rápidos, determinantes… y sobre todo baratos. No malgastes dinero en aquello que no te vaya a dar resultados muy a corto plazo.
  • Ensayo y error. Aquí hemos venido a jugar, ¿no? Pues de eso se trata: de experimentar todo lo que sea necesario hasta dar con la tecla adecuada. Eso sí, debes experimentar con la misma rapidez con la que te des cuenta de tus errores y los modifiques.

¿Estás convencido de aplicar la metodología lean startup a tu compañía? Te recomendamos que lo hagas en cuatro pasos:

  1. Analiza el mercado. Cualquier decisión que tomes debe estar respaldada por unos mínimos datos, así que conviene que antes de lanzar nada sondees el mercado, aunque sea de manera rápida, para testear tus posibilidades de conseguir un nicho concreto.
  2. Lanza un MVP. No te obsesiones con lanzar tu producto cuando esté listo al 100% y con un desarrollo monumental: en cuanto puedas lanza un Producto Mínimo Viable (MVP, por sus siglas en inglés) para que tus usuarios o clientes puedan empezar a valorar su utilidad y conveniencia.
  3. Mide rápido. Una vez que tu MVP esté en el mercado, debes medir su aceptación con la mayor rapidez posible. Solo así podrás saber si tiene sentido seguir el camino que te has marcado… o pegar un ligero volantazo.
  4. Pivota rápido. No te encapriches con tus ideas: si ves que tu MVP no está funcionando bien y que los datos no te respaldan, no te atrincheres, cambia tu modelo lo más rápido posible. Solo así podrás ir haciendo cambios hasta llegar a lo que finalmente quieres lanzar.

Fuente: FUNDACION Innovación Bankinter

Autor: C. Otto