El Senado ha dado su visto bueno este 6 de febrero a la Ley de Secretos Empresariales. Al no haber introducido cambios respecto al texto que llegó desde el Congreso, queda definitivamente aprobada y entrará en vigor a los veinte días de su publicación en el BOE. Con ella se transpone al derecho español la Directiva (UE) 2016/943, de 8 de junio de 2016, relativa a la protección de los conocimientos técnicos y la información empresarial no divulgados (secretos comerciales) contra su obtención, utilización y revelación ilícitas.

 Según el texto de esta Ley, se considera secreto empresarial cualquier información o conocimiento, incluido el tecnológico, científico, industrial, comercial, organizativo o financiero, que reúna las siguientes condiciones. En primer lugar, "ser secreto, en el sentido de que, en su conjunto o en la configuración y reunión precisas de sus componentes, no es generalmente conocido por las personas pertenecientes a los círculos en que normalmente se utilice el tipo de información o conocimiento en cuestión, ni fácilmente accesible para ellas".

En segundo lugar, "tener un valor empresarial, ya sea real o potencial, precisamente por ser secreto". Y, en tercer lugar, "haber sido objeto de medidas razonables por parte de su titular para mantenerlo en secreto".

Además, "la protección se dispensa al titular de un secreto empresarial, que es cualquier persona física o jurídica que legítimamente ejerza el control sobre el mismo, y se extiende frente a cualquier modalidad de obtención, utilización o revelación de la información constitutiva de aquél que resulte ilícita o tenga un origen ilícito con arreglo a lo previsto en esta ley".

NORMATIVA MUY NECESARIA

Hasta ahora, "el marco legal que regulaba el secreto empresarial era disperso y muy fragmentado entre diferentes normativas. Estados Unidos lleva mucha ventaja a Europa porque allí existe una jurisprudencia para ello desde el siglo XVIII. Esta ley era necesaria hace mucho tiempo y tenemos que verla como una buena noticia", asegura Javier Fernández-Lasquetty, socio de Elzaburu.

"El secreto empresarial no es una cosa de hoy, es de ayer, ya desde empresas que, como Coca-Cola, han protegido su fórmula secreta o como la salsa de Kentucky Fried Chicken", afirma este experto.

En ese sentido, al igual que las patentes tienen mecanismos de protección claros, "el debate viene sobre cómo proteger el know-how, es decir, toda aquella información valiosa que una empresa va generando a medida que avanza en una investigación. No todo se puede patentar, pero el know-how debería poderse proteger para así salvaguardar la innovación en las empresas. Con la nueva Ley, podemos actuar en relación con la información, pero también con las personas, desde empleados y clientes hasta proveedores externos de servicios", subraya Fernández-Lasquetty.

Fuente: emprendedores.es