Cuando arrancas un negocio no lo haces a ciegas. Antes de lanzarte a emprender evalúas tu producto o servicio, la competencia, los potenciales clientes…

Este informe inicial es imprescindible para saber de dónde partes y hacia dónde vas. ¿Por qué no haces lo mismo una vez al año?

La mayoría de empresas solo realizan el diagnóstico empresarial cuando inician su negocio o cuando realizan un nuevo plan estratégico, por lo general cada cuatro o cinco años. En otras palabas: se limitan a “apagar fuegos” en el día a día

El diagnóstico empresarial es fundamental. Permite identificar los problemas y las fortalezas de la empresa. Ofrece una perspectiva realista del negocio y mejora, en última instancia, el resultado empresarial.

Alternativas para hacer un buen diagnóstico empresarial

Para realizar un correcto diagnóstico en tu empresa tienes dos opciones:

  • Contratar un consultor.
  • Hacer un autoanálisis empresarial.

Dependiendo del tamaño y de los recursos de la empresa será preferible elegir una u otra opción.

En este artículo te mostraremos las pautas para hacer un autoanálisis empresarial en una pyme, junto con tu equipo de trabajo.

Pautas para elaborar un autoanálisis en tu empresa (diagnóstico empresarial)

Reúne y coordina un grupo de trabajo

Puedes hacerlo tú mismo, pero si la empresa tiene cierto tamaño lo ideal es coordinar un equipo capaz de recopilar información de cada departamento.

Si la empresa tiene varios departamentos (compras, marketing, finanzas…), cada uno de ellos deberá contar con su propio coordinador para llevar a cabo el autoanálisis con éxito.

Determina los procesos y actividades que se deben evaluar

Cada coordinador debe recibir instrucciones simples y precisas sobre los procesos que se deben medir en su departamento.

¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles del departamento? ¿Qué sugerencias y mejoras proponen los trabajadores?

Reúne y examina toda la información

El análisis de la información es clave. Con todos los datos sobre la mesa podrás hacerte algunas preguntas fundamentales para autoevaluar la empresa en su conjunto:

  1. ¿Todos los productos o servicios de la empresa son rentables?
  2. ¿Qué departamentos necesitan más (o menos) recursos?
  3. ¿Cuáles son los procesos que más (y menos) valor aportan a la empresa?
  4. ¿Cómo de implicados y motivados están los trabajadores?
  5. ¿Todos los productos o servicios satisfacen las demandas de los consumidores?

En definitiva, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades de cada uno de los departamentos?

Detectar las debilidades es esencial. No olvides que la fortaleza de una cadena depende de la fuerza de su eslabón más débil.

Aprovecha el potencial del benchmarking

De forma simple y resumida, el benchmarking es un proceso que permite aprender de la competencia, pero también es aplicable dentro de tu propia empresa

Benchmarking competitivo

¿Cuáles son las empresas líderes del sector? ¿Qué se puede aprender de ellas?

No se trata de plagiar, el objetivo es aprender y mejorar procesos para continuar con el progreso de la empresa.

Benchmarking interno

¿Cuáles son los departamentos más eficientes y rentables? ¿Qué medidas se pueden exportar al resto?

Reúne a tu equipo para informarle de los resultados

La autoevaluación empresarial implica a todos. No se reduce al gestor de la empresa y a los coordinadores de los distintos departamentos.

Una vez anotadas las mejoras a realizar y el plan de ruta, es necesario comunicarlo a las distintas partes para que las acciones puedan implementarse con éxito.

Sé empático al comunicar las medidas a los trabajadores. Todas las empresas tienen fortalezas y debilidades, la clave es detectarlas y mejorarlas para seguir creciendo.

Y recuerda, el diagnóstico empresarial debe realizarse de forma periódica para conseguir una visión fiel y global del negocio.

Fuente: infoautonomos.com