En este 2020 que está dando sus primeros pasos, las entidades/organizaciones sujetas a la Ley 11/2018, de 28 de diciembre, sobre información no financiera y diversidad, afrontan el segundo ejercicio en el que están a obligadas a elaborar, verificar y publicar el Estado de Información No Financiera (EINF) con la información necesaria para transmitir al mercado y a los grupos de interés las acciones emprendidas y los resultados obtenidos para garantizar la sostenibilidad de las empresas y sus negocios.

2019, en materia de información no financiera, pasará a la historia como el año en el que los aspectos “no económicos” que interesan hoy en día a la sociedad (responsabilidad social, sostenibilidad, medio ambiente, etc.) adquirieron una dimensión más global, ya que hasta 2018 eran abordados principalmente por grandes grupos multinacionales y/o cotizados (Responsabilidad Social Corporativa). Sin embargo, tras la entrada en vigor de la nueva ley, el universo de empresas y grupos obligados a reportar información no financiera ha crecido de forma considerable.

Fueron muchas las lecciones aprendidas en 2019 por parte de las compañías, que en un plazo muy reducido se vieron obligados en muchos casos a poner a prueba su capacidad interna de obtener y reportar, en tiempo y forma, una información muy específica en ámbitos hasta entonces no tratados. Destacar que, pese a las prisas de última hora, las obligaciones derivadas de la entrada en vigor de la ley dieron su fruto ya que permitió a las organizaciones:

  • Concienciarse de la importancia actual que tiene la sostenibilidad en los grupos de interés y de la ventaja competitiva que supone transmitir al mercado una información no financiera transparente, completa y de calidad a los mercados.
  • Detectar posibles desviaciones con respecto a sus propios objetivos en materia social, laboral o medioambiental.
  • Identificar tendencias y/o mejores prácticas del mercado o del sector.

Así, en 2020 se espera que las organizaciones hayan adoptado las medidas necesarias para garantizar que el proceso de elaboración y verificación del Estado de Información No Financiera sea más fluido y responda a las cuestiones requeridas por la Ley con un nivel de detalle y fiabilidad adecuado. Para ello, es fundamental haber fortalecido aquellos aspectos/procesos menos maduros detectados en 2019, que en nuestra opinión fueron:

  • Planificación: es fundamental saber que la elaboración y verificación del Estado de Información No Financiera debe realizarse en un plazo que viene determinado por la propia organización, en función de la fecha estimada de presentación y aprobación de las Cuentas por parte del Consejo, ya que el Estado de Información No Financiera deberá también someterse a su evaluación y validación en dicha fecha.
  • Análisis de materialidad y ámbitos de reporte:  las organizaciones han de ser conscientes de los ámbitos considerados materiales por sus grupos de interés. Para ello, es fundamental el análisis de materialidad, ya que en aquellos ámbitos considerados con prioridad media y alta será sobre los que hay que focalizar la información reportada en el Estado de información No Financiera.
  • Alineación entre objetivos estratégicos de la organización y la información presentada: durante 2019 observamos grandes desviaciones entre los objetivos estratégicos y la información presentada. Por ello, es importante que, en base a la estrategia de la organización, se tomen las medidas necesarias para que la organización se vaya aproximando de forma progresiva a lo que los principales grupos de interés esperan de ella en materia de información no financiera.
  • Razonabilidad y homogeneidad de la información: el Estado de Información No Financiera a presentar en 2020 sobre el ejercicio 2019 incluirá como novedad la presentación de datos comparativos de 2018 y 2019. En base a ello, no sólo se trata de obtener y explicar los datos reportados para los diferentes aspectos materiales referentes al ejercicio, sino también habrá que explicar las posibles variaciones con respecto al ejercicio anterior, y para ello, es fundamental conocer la razonabilidad de las mismas y ofrecer un nivel de detalle adecuado que permita al lector entenderlas adecuadamente.
  • Control sobre la fiabilidad e integridad de la información: la información reportada ha de ser completa e íntegra. Por ello, es muy importante que exista un sistema de control y reporte interno de información robusto que garantice que la información reportada es fiable y completa.

Fuente: Blog Coordenadas BDO

Autor: Gonzalo García-Liñan