La metodología agile es una variante de la gestión de proyectos que se basa en la flexibilidad ante el cambio e integración constante de las personas involucradas. Es la principal diferencia con las metodologías tradicionales que tienen una fuerte adherencia a la planificación inicial.

La metodología agile surgió en empresas de desarrollo de software. En ellas se presentaban cambios constantes a lo largo de todo el proceso y era necesario adaptarse sobre la marcha.

Con la transformación digital, el auge de equipos remotos y el teletrabajo, las metodologías ágiles han cogido fuerza y se han extendido a otros escenarios y tipos de proyectos. Su adaptabilidad supone una gran ventaja frente a los modelos tradicionales, al ser capaces de amoldarse a los cambios a medida que van surgiendo.

Metodologías ágiles más usadas

Trabajar con metodología agile no implica un conjunto de pasos predefinidos ni un proceso específico. Se trata más bien de una nueva filosofía a la hora de abordar cualquier proyecto para incrementar la productividad. Por ello, dentro de esta forma de enfocar el trabajo se han ideado varias opciones que se pueden adaptar a las características de cada caso.

Scrum

El Scrum se basa en la realización de intervalos periódicos de trabajo, denominados sprints. Cada sprint tiene una duración fija y al finalizar se hace una entrega parcial con los avances. Esta metodología tiene 4 etapas: 

  1. Planificación: se establecen los objetivos del sprint y los pasos para alcanzarlos.
  2. Ejecución: Implica el desarrollo de los objetivos e incluye una breve reunión diaria para examinar el trabajo.
  3. Revisión: se presenta el resultado terminado o prototipo.

Retrospectiva: se analiza la manera en que se ha ejecutado el proyecto, detectando posibles fallos y puntos de mejora para el siguiente sprint.

Kanban

La palabra Kanban es de origen japonés y viene a significar “tarjeta visual”. Esto se debe a que una de sus principales características es el uso de un tablero de control en el que se desglosan todas las actividades. Para ello se usa un esquema hecho con notas o post its. Así se puede ver en todo momento el estado del trabajo, incluyendo tareas por hacer, en proceso y terminadas.

Esta metodología divide el proyecto en fases pequeñas y las tareas que hacen avanzar el trabajo se van realizando de manera continuada. De esta forma no es necesario alcanzar ningún plazo previsto, sino que el flujo de trabajo es constante, con lo que se consigue mayor rapidez a la hora de detectar errores y corregirlos.

Design sprint

El design sprint o sprint de diseño es un modelo agile que permite validar la idea de un nuevo producto o servicio en un periodo de 5 días. Entonces, se puede obtener un mínimo producto viable y evaluar si es factible de forma acelerada.

Un sprint de diseño consta de 5 fases, una para cada día de sprint. Estas incluyen: 

  1. Estudiar y comprender el problema
  2. Plantear ideas
  3. Decidir la solución más apropiada
  4. Crear un prototipo 
  5. Validar su funcionalidad. 

Una vez cumplidas, se puede dar inicio a la idea de negocio en tiempo récord.

Estas opciones de metodologías ágiles no son excluyentes entre sí, sino que se suelen complementar unas con otras. Todas pueden ser de ayuda para gestionar proyectos de cualquier índole, donde los escenarios cambian rápidamente o los componentes del equipo no comparten un espacio físico.

Ventajas de las metodologías ágiles

La metodología agile es una gran herramienta para llevar a cabo proyectos con grupos interdisciplinarios. Es por ello que cada vez más compañías, pymes y emprendedores optan por aplicarlas en sus equipos de trabajo. 

Recogemos algunas de las ventajas de implementar metodologías ágiles:

  • Aumento en la implicación de las personas del equipo.
  • Mayor eficiencia en la gestión del tiempo.
  • Transparencia en cuanto al estado del proyecto.
  • Identificación y corrección temprana de errores.
  • Más claridad en el momento de tomar decisiones.
  • Mayor autonomía de los miembros en la ejecución.
  • Adaptación constante a los cambios.
  • Optimización del uso de dinero y de los recursos.
  • Inclusión del cliente en el proceso de desarrollo.
  • Feedback permanente entre todos los miembros.

La aplicación de la metodología agile supone una manera dinámica de administrar y desarrollar proyectos. Con ella se incrementa la productividad y se obtienen resultados eficaces con menor coste y en menos tiempo.

Fuente: infoautonomos.com