La financiación colectiva no sólo sirve para obtener fondos. También pone a prueba el modelo de negocio y es una gran herramienta de márketing. Ahora bien: es importante analizar cómo funciona y qué ventajas ofrece cada modalidad.

Crear una empresa de éxito, desde cero y sin arriesgar un solo euro no es una utopía. Y si no, que se lo digan a los fundadores de Morrison: tres amigos con una fuerte vena emprendedora y muy poco dinero en los bolsillos. Los tres coleccionaban zapatillas así que decidieron hacer de su afición un negocio. Diseñaron su propio modelo de deportivas y acudieron a una plataforma de 'crowdfunding' de recompensa. La idea era sencilla: por cada 39 euros de financiación regalaban un par de zapatillas. De ese modo, podían testar el éxito de su diseño, a precio de coste, sin tener que acumular stock e invertir en publicidad.

El éxito fue fulgurante. Consiguieron 24.000 euros, el doble de su objetivo. En 2016 abrieron la tienda online y un año más tarde facturaban 400.000 euros. En 2018 planean duplicar esa cifra.

El crowdfunding puede constituir una excelente vía para financiar un negocio. Para saber si se ajusta a las necesidades de su empresa es importante entender cómo funciona y valorar las diferentes modalidades.

En qué consiste. El crowdfunding es un mecanismo de financiación colectiva con el que una empresa recibe fondos para su proyecto por parte de multitud de inversores (en su mayoría particulares, aunque también pueden participar institucionales). Para ello, el emprendedor debe ponerse en contacto con alguna de las múltiples plataformas online que existen en el mercado y presentar su plan de negocio. Si supera los filtros de viabilidad, la plataforma hará pública su campaña. Estas campañas tienen un plazo definido y suelen incorporar un objetivo de captación mínimo. Si este no se alcanza, el dinero no se cobra (modelo all or nothing). No obstante, algunas plataformas permiten que el emprendedor reciba el dinero, aunque no alcance el objetivo (modelo keep it all).

Tipos de 'crowdfunding'. ¿Qué reciben los inversores a cambio? En el crowdfunding de recompensa, la empresa se compromete al envío de una contrapartida, que será más valiosa cuanto mayor sea el dinero aportado. Normalmente, la contrapartida consiste en un producto o servicio vinculado al propio proyecto empresarial. "Funciona como una preventa, ya que permite empezar a vender y conseguir clientes", explica Marta Antúnez, CEO de Ulule.

También es posible que el inversor no reciba nada a cambio (crowdfunding de donación). Esta opción se reserva para causas altruistas y fines caritativos.

Una tercera vía es el crowdfunding de inversión. En este modelo, los inversores financian una empresa y, a cambio, adquieren participaciones de la misma. Dentro de esta categoría existe una variante que se centra en proyectos con un componente social o medioambiental. Aquí los inversores valoran tanto la rentabilidad del proyecto empresarial como su impacto en la sociedad. "Ha de ser signicativo, cuantificable y sencillo de medir, así como realista y alcanzable a través de la actividad de la empresa", explica José Moncada, CEO de la Bolsa Social.

Los inversores particulares no son los únicos que tienen en cuenta esta variable. Crowdfunding Bizkaia, la primera plataforma de financiación colectiva gestionada por un organismo público, invertirá tanto en start up tecnológicas como en proyectos empresariales de impacto social.

La cuarta opción es el crowdlending. Por esta vía la empresa recibe el dinero en calidad de préstamo y debe devolverlo a sus inversores en un plazo determinado y con un tipo de interés acordado previamente.

Ventajas. Como explica Pepe Borrell, CEO de Crowdcube, los trámites suelen ser ágiles y, a diferencia de un préstamo bancario, no requiere de la contratación de productos adicionales.

También es una oportunidad ideal para testar el modelo de negocio y comprobar si el producto tiene aceptación en el mercado. Y supone una poderosa herramienta de márketing. Si la campaña se cierra con éxito, la empresa contará no sólo con múltiples inversores, sino con numerosos embajadores de la marca.

En el crowdlending, Grégoire de Lestapis, CEO de Lendix, destaca "la rapidez, la sencillez del proceso y la cobertura de una mayor variedad de necesidades financieras".

Inconvenientes. Obtener financiación a través de esta vía no es pan comido. La mayoría de los proyectos no supera el filtro de selección que aplican las plataformas. El porcentaje de empresas que consiguen sortear este primer obstáculo suele oscilar entre el 10% y el 30%. En el caso del crowdlending es aún más bajo (en plataformas como Lendix ronda el 2%), ya que los requisitos previos de solvencia son muy exigentes.

No obstante, una vez se publican las campañas, la tasa de éxito suele superar el 70%.

Qué modalidad elegir. Antes de optar por una modalidad u otra es importante analizar en qué punto se encuentra el proyecto empresarial. Por ejemplo, el crowdfunding de recompensa es idóneo para las empresas que ya tienen un producto o servicio listo para la venta, aunque también resulta útil para compañías consolidadas que quieran lanzar un nuevo producto e involucrar a sus clientes en su diseño. Un ejemplo de ello es la cervecera Montseny, que lanzó una campaña de crowdfunding de recompensa para crear su primera línea de cervezas enlatadas.

En el crowdfunding de inversión, los fundadores de la empresa tienen que estar dispuestos a aceptar la entrada de nuevos socios. La buena noticia es que al ser en su mayoría inversores particulares, no es probable que interfieran en la gestión. Por su parte, el crowdlending no implica dilución del capital, pero lógicamente eleva la deuda de la compañía.

Valentí Acconcia, consultor especializado en crowdfunding, aplica un modelo en función de la fase en que se encuentra el proyecto: "En una fase temprana es ideal un crowdfunding de recompensa, si hay prototipo. Una vez validado el modelo de negocio, se podría plantear un crowdfunding de inversión para la fase de crecimiento. Y en última instancia, un crowdfunding de préstamo para la fase de expansión".

Una vez elegida la modalidad, es importante seleccionar la plataforma más adecuada. Para ello, Acconcia recomienda analizar factores como los idiomas en los que se va a publicar la campaña (algunas plataformas sólo permiten hacerlo en inglés) y la posibilidad de integrar herramientas como Google Analytics.

Un 'crowdfunding' de ida y vuelta

Son invisibles, pero están por todas partes. En el cuerpo tenemos 10 veces más células de microorganismos que de ser humano. Y lo mismo ocurre con las plantas, donde su presencia sirve, además, para prevenir numerosas plagas. El problema es que los pesticidas químicos acaban con esta barrera natural, propiciando nuevas plagas y un mayor uso de pesticidas. El objetivo de Nostoc Biotech es romper con este círculo vicioso. Para ello, desarrollaron un bioprotector ecológico elaborado con microorganismos. Fundaron la empresa en 2015 y, ante la dificultad para obtener un préstamo, exploraron otras fuentes de financiación, como el 'crowdfunding' social y la búsqueda de un 'business angel'. Tuvieron éxito en las dos vías, pero se decantaron por la primera. "La Bolsa Social nos proporcionaba un impacto en medios y permitía crear una comunidad de embajadores de la marca", señala Enrique Cat, fundador de la empresa junto a Guillermo Herrero. De este modo, obtuvieron 250.000 euros y comenzaron a fabricar al por mayor.

Dos años más tarde, realizaron una ampliación de capital con un grupo de 'business angels'. Los accionistas que invirtieron a través del 'crowdfunding' tenían la oportunidad de vender sus acciones o bien acudir a la ampliación. Los que optaron por desinvertir obtuvieron una rentabilidad del 62%.

Comprar tu propia empresa

El 'crowdlending' puede constituir una herramienta muy interesante para el relevo generacional. Un ejemplo de ello es Fridec, una empresa de frío industrial y climatización que tiene entre sus clientes a grandes cadenas de supermercados como AhorraMas, Alcampo y Symply. La empresa estaba gestionada por Eusebio José Luis de Benito que, de cara a la jubilación, quería vender su 50% del capital a sus tres sobrinos (propietarios del otro 50%). Ellos aceptaron, pero obtener un crédito no era fácil. "Incluso poniendo como garantía la propia empresa", comenta José Antonio de Benito, uno de los sobrinos interesados en la compra. A ello contribuía la particularidad de la operación, que implicaba algunas trabas regulatorias. "La ley te trata con el mismo rasero que si fueras una empresa del Ibex", afirma. De modo que los tres hermanos constituyeron una sociedad, Familybox, y acudieron a Lendix. Solicitaron 900.000 euros a cinco años, con un tipo de interés del 5,9%. "El 'crowdlending' es una financiación bastante humana. Dan peso a las personas, a la ilusión y las ganas que tengas", opina De Benito.

El proyecto se cerró con éxito y en un tiempo récord (apenas un mes). "La nuestra es una empresa muy saneada, que da beneficios. Después de hacernos con el 100% del capital queremos relanzarla y potenciar el crecimiento", explica.

Zapatillas de diseño, a golpe de ratón

Pablo Recuenco, Álvaro Rodríguez y Álvaro Patón son tres amigos de la infancia con una afición en común: coleccionar zapatillas deportivas. Tenían la ilusión de lanzar un negocio juntos, pero no disponían de capital con el que empezar. Finalmente se dieron cuenta de que en la era de la venta online y las redes sociales se abría una ventana de oportunidad. "Con Internet no necesitas tener un gran presupuesto para montar una empresa", comenta Recuenco. Decidieron convertir su hobby en un negocio y crearon Morrison, una marca de zapatillas deportivas. "Cada uno tenemos un estilo completamente distinto. Y nos dimos cuenta de que si éramos capaces de diseñar unas zapatillas que nos gustasen a los tres, podíamos triunfar", explica.

Para financiar las primeras unidades se decantaron por el 'crowdfunding' de recompensa: "Es como la venta online, pero no necesitas 'stock'".

Lo más difícil de la campaña, que realizaron con Kickstarter, fue explicar qué era el 'crowdfunding'. "Nos dirigíamos sólo al mercado español y en aquella época (2016) muchos no sabían lo que era". En veinte días captaron 23.000 euros, casi el doble de su objetivo, así que se animaron a abrir una tienda online. En 2017 vendieron 6.000 pares de zapatillas y facturaron 400.000 euros. En 2018 prevén duplicar las ventas e iniciar la expansión internacional.

Alternativa al mundo editorial

Hacerse un hueco en el competitivo mercado editorial puede ser una odisea. Pero como ha descubierto el escritor canario Eduardo Pérez, el 'crowdfunding' de recompensa puede ser una alternativa. Su idea era lanzar una serie de librojuegos (del estilo 'Elige tu propia aventura') basados en la obra del escritor de ciencia ficción H. P. Lovecraft. "Me di cuenta de que el formato de librojuego estaba pidiendo a gritos un 'revival'. Y la obra de Lovecraft ya no tiene derechos de autor. Además gusta a todo el mundo, hay toda una cultura de fans", explica. La intención inicial era escribir un solo libro, pero pronto vio que había potencial para una saga completa de siete ejemplares. Se alió con un grupo de escritores e ilustradores y creó Choose Cthulu.

Acudió a Ulule, ya que le facilitaba acceder a un público internacional, y planificó meticulosamente la campaña, desde los costes de las recompensas hasta la promoción en redes sociales: "Se puede generar un gran impacto con pocos recursos, pero te lo tienes que creer. Tú no estás vendiendo un producto, sino tu ilusión por un producto".

La planificación dio sus frutos y logró captar más de 50.000 euros. Además ganó el concurso #letsdoit, organizado por Ulule y BStartup, lo que le permitió obtener 3.000 euros adicionales y un año de mentoría gratis.

Cómo lanzar una campaña de éxito

El primer paso para lanzar una campaña de 'crowdfunding' es superar el filtro inicial que imponen las plataformas. Para ello se debe presentar un plan de crecimiento. "No financiamos necesidades de liquidez", aclara Grégoire de Lestapis, de Lendix.

Valentí Acconcia, consultor especializado en 'crowdfunding', opina que la precampaña es clave. Recomienda que el emprendedor tenga asegurado el 100% con aportaciones de personas interesadas en el proyecto. Y todo ello por sus propios medios. "Habría que lograr como mínimo el 30% del objetivo de recaudación en los siete primeros días", afirma. En este sentido, es imprescindible que elabore una propuesta atractiva. "Hay que presentar un plan de negocio claro y consistente, que describa de forma concreta los productos y servicios de la empresa, el modelo de negocio, el equipo, el mercado en el que se desarrolla, la competencia, los clientes, la estrategia de venta y los planes de desarrollo futuro, así como la información financiera", afirma José Moncada, de la Bolsa Social.

Pepe Borrell, de Crowdcube, aconseja cuidar la presentación, apostando por un 'elevator pitch' en formato vídeo. También es importante humanizar el proyecto y explicar quién está detrás. Marta Antúnez, de Ulule, añade una última recomendación: "hay que comunicar que la campaña está en marcha, a través de redes sociales o notas de prensa".

Fuente: Expansión.com