Es difícil no caer en la tentación de sumarse a la tendencia actual de pretender que las palabras resuelvan todos los problemas sin hacer el más mínimo esfuerzo. Una de esas palabras mágicas es «innovación».

Da igual que hablemos de modelo productivo, de sistema tributario o de soluciones a la pandemia actual. El concepto, al menos a nivel semántico, todo lo puede. Es habitual que palabras tan manidas en muchos campos de la vida se vean un tanto desfiguradas en su percepción.

Es curioso que, si acudimos a la Real Academia Española, sus dos acepciones sean Acción y efecto de innovar y Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.

En su primer significado, «innovar» se recoge como Mudar o alterar algo, introduciendo novedades. La innovación hoy más que nunca es uno de los motores de cambio en el ámbito de marketing. La novedad es el sentido mismo de la dinámica a la que nos vemos sometidos a diario en un mundo en el que «pedaleas o te caes», el problema es que no siempre sabemos si estamos pedaleando en el sentido correcto o nos encontramos a punto de caer.

Un segundo punto por reflexionar es si lo nuevo en sí mismo triunfa. A lo que debemos afirmar rotundamente que no; los ejemplos son muchos y variados desde las Google glass, las tablet como alternativa a los portátiles, o los segways como alternativa eléctrica a la movilidad personal. Seguro que todos ellos han sido pasos intermedios hacia las soluciones definitivas, pero se han quedado por el camino sin demasiada for-tuna.

El cambio basado en la innovación es el verdadero motor de nuestra sociedad y, como no puede ser de otro modo, del marketing. Ejemplos tenemos muchos relacionados con todo el proceso de compra desde los medios de pago, cada vez mas tecnológicos hasta los marketplace virtuales, toda la cadena de valor se ha visto alterada por las novedades y no solo tecnológicas. Los nuevos enfoques en el consumo también han supuesto una innovación, la responsabilidad social, la economía circular tendente al residuo cero, los enfoques de género en el consumo, o el compromiso con el desarrollo rural son algunos ejemplos.

Fuente: Marketing News

Autor: Carlos Alonso de Linaje