Últimamente se viene hablando mucho en diversos escenarios, además del político, de la desigualdad del Impuesto de Sucesiones y Donaciones en España.

El panorama de la liquidación de dicho impuesto es de lo más variopinto, puesto que, aunque es un impuesto nacional, está cedido a las Comunidad Autónomas. De este modo, tenemos en España 17 formas distintas de liquidación de dicho impuesto, por lo que es muy distinto heredar en Andalucía, en Madrid o en Cataluña.

Lo cierto es que, en algunos foros, se intenta sacar partido de esta situación desigual, por lo que la polémica está servida. Para algunos, pagar impuestos por recibir bienes que son de la propia familia, sería como pagar dos veces; para otros, sin embargo, el receptor de los bienes de una herencia los recibe por primera vez, por lo que ya no se estaría pagando dos veces.

Antes de continuar, deberíamos señalar que el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, tal y como está legislado en la actualidad, está muy lejos de ser justo en cuanto a su progresividad y efectividad, y sobre todo en cuanto a su aplicación por igual en cualquier región de España.

Por poner un ejemplo claro, en  Andalucía, hasta el 1 de enero de este año 2018, se pagaba cien veces más que en Madrid. Gracias a la reforma que ha entrado en vigor en esa fecha, el mínimo que se tiene en cuenta en Andalucía como exento se ha elevado hasta el millón de euros, aunque sólo se aplica a los parientes más cercanos, hijos, padres y cónyuges. Los demás parientes tendrán que pagar a la hora de recibir una herencia.

Con este tipo de medidas, se entiende que sólo deberían abonar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones los grandes patrimonios. El traspaso de la propiedad de los bienes que se produce a la muerte de una persona, para la mayor parte de los andaluces, ya no será un quebradero de cabeza, puesto que ya no tendrán que pensar en aceptar una herencia o rechazarla por el fuerte impacto económico que se les venía encima.

Pero no es oro todo lo que reluce. Para algunos, eliminar el impuesto de Sucesiones y Donaciones es una medida populista que no contribuye a la aportación igualitaria para el desarrollo del Estado del Bienestar. Y me refiero a las grandes fortunas, ya que el ciudadano de a pie percibe que es él solo el que contribuye al fisco, con el consiguiente esfuerzo económico que le supone, no siendo así para los grandes patrimonios.

Volviendo al panorama que tenemos en España sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, podemos apreciar diferentes formas y tipos para liquidar el Impuesto.

El Consejo General de Economistas de España ha elaborado recientemente un Informe sobre la fiscalidad autonómica y foral en el 2018 en el que señala precisamente el “caos normativo” que existe entre la legislación estatal del impuesto y las normas específicas que se han dado las propias Comunidades Autónomas.

Resumiendo un poco lo que determina dicho informe, existe un grupo de Comunidades Autónomas en los que los descendientes más directos pagan algo simbólico, en torno a un 1%, del caudal relicto, que es precisamente el valor de los bienes heredados menos los gastos y reducciones establecidos en cada Comunidad Autónoma. Entre estas Comunidades se hallan Asturias, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Galicia, Extremadura, Madrid, Murcia, La Rioja y los territorios forales.

Existe un segundo grupo de comunidades autónomas en las que no se paga el Impuesto de Sucesiones si no se supera una cierta cuantía económica, como por ejemplo en el caso del que hablábamos más arriba, de Andalucía, o en el caso de Castilla y León o Cataluña.

Todas estas desigualdades en este Impuesto hacen que surjan muchas iniciativas populares en diferentes puntos de España que demandan al legislador la supresión total del impuesto, ya que mantienen que no es justo que después de haber trabajado toda la vida, se tenga que pagar una buena cantidad de dinero a la Administración por la transmisión de esos bienes a los propios descendientes. Como decíamos, la polémica está servida. A buen seguro que el debate no ha hecho más que empezar.

Fuente: capital.es

Autor: Jesus Moreno-Chocano