Lograr que las personas de nuestro entorno alcancen un nivel óptimo de motivación, o que incluso lo hagamos nosotros mismos, puede representar todo un reto; en especial cuando enfrentamos desafíos profesionales o personales en los que la aparición de obstáculos constantes, puede ir agotando nuestras reservas. 

¿Cómo motivar o mantenerse motivado? Cientos de libros se han dedicado a esta materia y las respuestas halladas son múltiples.

Aún siendo cierto que no todas las personas se sienten igual de motivadas ante las mismas cosas, existen elementos comunes a todos nosotros dado que en definitiva, todos somos seres humanos. Hoy te ofrezco algunos consejos para que puedas mejorar tu capacidad de mantenerte motivad@, ante los desafíos que afrontes en tu día a día.

¡Necesitas una necesidad!

Cada vez que las personas se plantean iniciar un proyecto, en realidad lo hacen para satisfacer una necesidad. Se puede tratar de una necesidad básica para su supervivencia, para su estabilidad y protección, para su sensación de pertenencia a un grupo y sus relaciones, para su propia sensación de valía personal o para otorgarle sentido a su existencia, contribuyendo de forma positiva a la vida de los demás. Esto no es nuevo, ya lo propuso Abraham Maslow en su teoría de la motivación humana, en 1943.

La necesidad parece ser el ingrediente que nos mantiene permanentemente motivad@s, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro cerebro en base a la configuración de su sistema de recompensa, es experto en generar constantemente nuevos anhelos. Tantos que si nos descuidamos, perdemos con facilidad la capacidad de disfrutar de lo conseguido. ¿Te ha pasado alguna vez...? Pues bienvenid@ al club...

Satisfacer esas necesidades, sea la que sea la que resulte prioritaria para nuestro momento vital, requiere de un impulso para la acción. Ha de haber alguna palanca que “accione” el interruptor de la energía que nos mueve hacia la satisfacción de esa necesidad. Y es ahí donde encontramos que, en base al funcionamiento de nuestro cerebro, existen dos grandes impulsos motivacionales que activan el interruptor de energía en nuestra especie. ¿Quieres saber cuáles son? Pues te lo explico a continuación.

 

El interruptor del placer

El placer, para nuestro cerebro modelo homo sapiens sapiens, representa la satisfacción de cualquier necesidad que “teóricamente”, aumente nuestras posibilidades de sobrevivir como individuos y/o como especie. Así, dependiendo de la necesidad que se encuentre más activa en nosotros por nuestra circunstancia vital, podremos hallar placer en dormir después de algunas noches de pocas horas de sueño, encontrar un trabajo, promocionar en el que ya tenemos, recibir una fiesta sorpresa de nuestra familia y amigos, ingresar en un club exclusivo, comprarnos un coche nuevo, encontrar una chaqueta en la mochila cuando cambia el tiempo y empezamos a sentir frío, disfrutar de una noche de pasión o recibir la gratitud de personas a las que nuestro trabajo ha ayudado a mejorar de algún modo.

La lección aquí es que resulta importante saber qué necesitamos ahora para avanzar en nuestra vida. Del mismo modo que resulta crucial identificar:

- ¿Qué necesidad genuina, auténtica y positiva a corto, medio y largo plazo, necesito satisfacer ahora?

O desde otra perspectiva...

-¿Cómo esta situación que se me presenta, puede ayudarme a satisfacer la necesidad que en estos momentos es prioritaria para mi en mi vida? ¿Cuál es mi oportunidad aquí? ¿Qué recompensa puedo hallar?

Activar la promesa de recompensa cerebral es uno de los grandes impulsores de nuestra motivación y también puede ser una de las grandes trampas si no sabemos gestionarla adecuadamente. Resulta fundamental diferenciar entre deseo (motivación de corto plazo) y felicidad (motivación de largo plazo). El deseo de alcanzar la recompensa y la ansiedad por perderla, pueden sumirnos en un estado de vulnerabilidad que nos impulse hacia la satisfacción inmediata e invalide nuestra capaciadad para ver las consecuencias a largo plazo.

Así que ya sabes, identifica necesidades, añade recompensas y visualiza el largo plazo para mantener una motivación positiva, auténtica y saludable.

El interruptor del dolor

El cerebro humano está biológicamente programado para evitar el dolor, esta es la razón por la cual, cuando experimentamos estímulos dolorosos, nuestro instinto de autoconservación hace que nos repleguemos o bien luchemos para evitarlo.

La lógica detrás de este impulso es que el dolor nos acerca al riesgo de muerte y la muerte hay que evitarla por todos los medios. Visto desde esta perspectiva, la necesidad a la que responde el interruptor del dolor es ponernos sobre aviso de que algo nos situa en riesgo y o bien resolverlo o bien evitar ahora y en el futuro estímulos similares.

Pero... ¿Por qué activar el interruptor del dolor puede ser tan importante como activar el del placer para mantenernos motivad@s?

Estar motivad@ no es estar siempre alegre e ilusionad@, sino más bien tener motivos para hacer lo que uno necesita, quiere o debe hacer. En ese contexto, activar el interruptor del dolor resulta fundamental para impulsarnos y más si tenemos en cuenta que la respuesta de evitación (dolor), genera mucha más intensidad en el cerebro límbico (emocional), más rápido y dejando más huella que la respuesta de aproximación al placer (Baumeister 2001). De este modo, conectarnos con la posible pérdida, dolor o dificultades, que a corto, medio y plazo, podría generarnos el hecho de no avanzar, cambiar o actuar, resulta imprescindibles para cargarnos de motivos capaces de impulsarnos más allá de nuestros miedos, nuestras dudas y nuestras resistencias.

La clave entonces, está en activar ambos interruptores. ¿Cómo? Interiorizando estas 2 preguntas en tu vida:

  1. ¿Qué recompensa a largo plazo traerá a mi vida y a la de los demás que haga esto lo mejor que pueda?
  2. ¿Qué dolor a largo plazo generará en mi vida y en la de los demás que no haga esto lo mejor que pueda?

La capacidad de mantenerse motivad@, es una habilidad y como tal “se entrena”. Y lo que se entrena, “se mejora”.

Fuente y Autor: Alejandro Fernandéz  Macho, a través de LinkedIn