La rebaja del IRPF es el plato fuerte de la reforma fiscal, una vez que Hacienda ha aparcado hasta 2016 la reforma de la fiscalidad autonómica y que quiere que los 20 millones de contribuyentes noten una alivio en sus bolsillos en enero de 2015, año electoral, en el que el efecto será mayor en las rentas muy bajas y en las muy altas.

El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas oficializó ayer la polémica cesión del Impuesto sobre el Patrimonio a las autonomías, premiando a aquellas que decidieron instaurarlo desde el principio. El Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) aprobó ayer, con la sola oposición de la Comunidad de Madrid, añadir la recaudación regional a la compensación que las autonomías reciben por esta figura.

Las autonomías han emprendido una auténtica ofensiva fiscal desde 2010, el año en el que la todavía omnipresente crisis empezó a redoblar su impacto en las cuentas del sector público. Para compensar esos efectos, desde entonces y hasta lo que llevamos de 2013, las regiones de régimen común (es decir, excluyendo País Vasco y Navarra que cuentan con marcos fiscales propios) se han sacado de la manga 42 nuevos impuestos, más de diez por año.

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