Ni empresas ni gobiernos: el objetivo del cibercrimen organizado es acceder a los dispositivos de la gente común. Podemos tomar algunas precauciones para ponérselo difícil.
Sí, un delincuente prefiere antes romper los sistemas de seguridad de una gran entidad financiera que acceder a sus cuentas. Pero resulta que lo primero es complicado y costoso, mientras que lo segundo no lo es tanto. Y, encima, se puede replicar miles, millones de veces. “Debemos abandonar la idea de que nuestra información personal y dispositivos no los quiere nadie, porque sí son valiosos”, subraya José Rosell, socio director de S2 Grupo.









