‘Sandbox’ es una de las palabras más escuchadas en el universo de las ‘fintech’. Este término se refiere, en el ámbito de las finanzas, a un mecanismo para responder a la necesidad de impulsar la regulación al acelerado ritmo de la innovación.

En un principio, la palabra ‘sandbox‘ –literalmente, caja de arena– hace referencia a un arenero, es decir, el pequeño recinto donde los niños pueden jugar y experimentar en un entorno controlado. Pero poco a poco el término ha ido adquiriendo nuevos significados. En el mundo de la informática, un ‘sandbox’ es un entorno de pruebas cerrado, diseñado para experimentar de forma segura con proyectos de desarrollo web o de ‘software’.

A su vez, el concepto se ha trasladado al ámbito de la economía digital en forma de los ‘sandboxes’ regulatorios: campo de pruebas para nuevos modelos de negocio que aún no están protegidos por una regulación vigente, supervisados por las instituciones regulatorias.

Estos espacios de pruebas tienen ahora especial relevancia en el mundo ‘fintech’, donde existe una acuciada necesidad de desarrollar marcos regulatorios para modelos emergentes. Su objetivo es acompasar el cumplimiento de las estrictas regulaciones financieras al crecimiento y los ritmos de las empresas más innovadoras, de tal forma que no se ‘estrangule’ con normas al sector ‘fintech’, pero tampoco se relaje la protección de los derechos de los consumidores.

Para entender mejor el concepto conviene ‘viajar’ a Reino Unido, uno de los lugares donde la apuesta institucional por las ‘fintech’ es más fuerte, con Londres tratando de convertirse en la capital mundial de la disrupción financiera. Allí, hace ya dos años, a finales de 2015, la FCA -el organismo británico regulador de los mercados- publicó un informe en el que explicaba, en el marco de su ‘Project Innovate’, por qué era necesario un ‘sandbox’ regulatorio en Reino Unido.

Finalmente, el proyecto se puso en marcha a mediados de 2016: firmas ‘fintech’ nacidas por todo el mundo presentaban su solicitud para ir creciendo y cumpliendo las estrictas regulaciones financieras de la mano de la FCA, que buscaba por su parte incentivar la competencia para que así los consumidores dispongan de más y mejores alternativas para gestionar su dinero.

La primera promoción del ‘sandbox regulatorio’ británico echaba a andar a comienzos de 2017. En junio, la FCA anunció que el segundo grupo de empresas elegidas ya estaba listo para empezar la segunda ronda de pruebas en el sandbox, e incluso abría ya convocatoria para la tercera.

Reino Unido no es el único Estado que apuesta por el ‘sandbox’ como vía de crecimiento de las fintech. Ya hay casi veinte en marcha por todo el mundo, si bien en diferentes grados de desarrollo. Aparte del esfuerzo británico, destacan también los avances de mercados asiáticos como Hong Kong y Singapur.

En España el Ministerio de Economía tiene previsto que el Consejo de Ministros apruebe «de forma inminente» el proyecto de ley por el que se crea el banco de pruebas regulatorio para innovaciones digitales en el sistema financiero, conocido como 'sandbox'.

Oiremos hablar mucho de este temas en las próximas semanas.

Fuente: BBVA.com