La dispersión puede hacer la fuerza para las empresas. Esta es una de las realidades de la nueva normalidad que empiezan a retomar las compañías. El hecho de los equipos de trabajo distribuidos fuera de la oficina por obligación hasta ahora ha activado nuevos formatos para la productividad. A ello se le suman otros efectos en la cadena de valor.

Se empiezan a concretar acuerdos laborales en los que se pactan los días en los que uno puede trabajar fuera de la oficina. Hace unos cuatro años, el trabajo en remoto era un aspecto extremadamente novedoso en muchas empresas poco acostumbradas a esa tipología. Otras, la mayoría tecnológicas, lo tenían integrado, y se aceptaba que ellas, pero solo ellas, fuesen casi las únicas que lo podían hacer.

Este es un ejemplo del cambio que ya se ha afianzado. El trabajo en remoto se ha demostrado que puede ser aplicable a cualquier empresa. Sobre todo, en aquellos procesos que implican conexión y servicios. Quien sabe si, con la automatización completa en la manufactura, también permitirá ese trabajo en remoto en ese ámbito de la cadena de valor. De momento, la realidad es que hay una enorme ola de equipos de trabajo que volverán a la oficina menos de lo que hacían antes.

El gran reto ahora es mantener la productividad con el cambio del concepto de lugar de trabajo. El primer elemento que se debe tener en cuenta es el enfoque de los proyectos. El proceso debe definirse por objetivos e hitos. Estos, mucho más cortos, porque la conexión remota implica más actualización de los mismos. El procedimiento, en base al proceso definido, debe incorporar la digitalización en las herramientas de trabajo.

Esto último parece una obviedad ya superada. No es tan cierto. Muchas empresas disponen aún de modelos ‘paralelos’ de digitalización. Los empleados activan por su cuenta sistemas de interconexión internos, con proveedores o clientes, con herramientas fuera del control de la empresa porque son más ágiles o más accesibles para todos.

Aquí, por lo tanto, cabrá actualizar esa digitalización, y ser más flexible dentro de los estándares necesarios de seguridad. Por lo tanto, la estrategia de comunicación móvil es algo principal para conectar con la productividad de los equipos.

Antes hablábamos de la automatización en la manufactura. Para la nueva productividad, se está ya empezando a aplicar la automatización en ámbitos como la logística, tanto en la distribución como en el picking. .

Por lo tanto, la innovación en los procesos es algo que ha aplicado plenamente a las empresas. Es interesante como, sin darse cuenta, el concepto de metodología lean y ágil -propio de proyectos de emprendimiento, intraemprendimiento y en el ADN de las Startups- se ha incorporado plenamente en las empresas. Sin saberlo a ciencia cierta, puede ser que ello sea el primer paso para, definitivamente, integrar la innovación como algo en el quehacer diario de las compañías.

La conexión actual con la productividad, pues, va de digitalización y de personalización. El contacto físico puede que sea menor a lo que era, pero el contacto personal y la guía clara de objetivos será la base para esa nueva productividad distribuida.

Fuente: Boletin CEDE